El voto femenino en Vázquez de Mella

Es muy satisfactorio ver cómo en el mundo de la cultura se va abriendo paso la consideración científica de la doctrina tradicionalista. Buena prueba de ello son las tesis doctorales que recientemente ha aparecido sobre el pensamiento de Vázquez de Mella. En la revista “Aportes” de mayo pasado, di cuenta de la del mejicano Rodrigo del Val Martín; quiero hacer referencia ahora a otra de María Anunciación Polo y Callejo, Asturiana.

María de la Anunciación es hoy lectora en la Facultad de Economía y Comercio de la Universidad de Pegia (Italia) y la revista de la misma ha publicado una parte de su trabajo que se titula como el encabezamiento de este artículo y que trataré de resumir lo más brevemente posible entresacando aquella citas de Mella que considero más importantes de entre las que la autora ilustra en su estudio.


Empieza recordando el culto que Mella rindió siempre a la mujer:“La mujer es la personificación de la ternura y de la delicadeza… Bien se puede afirmar que la mujer tiene el instinto de la distinción”.

“Ahora estamos en presencia de un doble movimiento feminista; un movimiento feminista de naturalismo pagano y un movimiento feminista cristiano surcan el mundo”. “El movimiento naturalista coincidió con la revolución y con la restauración del naturalismo pagano” que pide la emancipación de la mujer. “Pero, ¿emancipación de qué? En el movimiento feminista revolucionario, aunque algunas veces los más hábiles lo disimulen, lo que se pide es la emancipación de la mujer de la religión y del vínculo conyugal que hace indisoluble el matrimonio, podría demostrar que esa emancipación sería la vuelta a la depravación pagana de la mujer”, de la que la sacó el cristianismo, “quien la transformó, la regeneró, la sublimó y quien la levantó de esclava a reina, quien la sacó de la ergástula para ponerla en el trono”.

Así pues: “El límite infranqueable de todo verdadero feminismo estará por un lado en la unidad e indisolubilidad de la familia y también es claro y no hay necesidad de recordarlo, pero tales son los tiempos que corremos que no sobrará el hacerlo, en la frontera misma que marca el sexo, porque no habría nada tan absurdo y repulsivo como un hombre afeminado, si no existiese otra cosa tan repugnante como es la mujer hombruna y masculinizada. Son el anverso y el reverso de la misma aberración.”

“¿Qué pide el movimiento feminista cristiano en todas partes y especialmente en España?. Pide la igualdad jurídica y pide también una igualdad social y política. Yo soy partidario de todas esas igualdades bien entendidas, aunque no soy igualitario, ni creo en la palabra “igualdad” …”

Mella considera conseguida sustancialmente la igualdad jurídica en España y se muestra “partidario del voto social” de la mujer dentro de las clases.”El gobierno representativo, en un periodo que no creo será muy largo, ha de sustituir indudablemente al régimen parlamentario; porque el régimen representativo está fundado en la naturaleza de las cosas y no en artificios”.

“Así que yo dentro de estas clases”(habla del régimen representativo)”soy partidario de la concesión del voto a la mujer como lo tenía en la sociedad antigua. En la Edad Media la mujer tenía el voto en el gremio y muchas veces era, -como viuda del maestro- su cabeza; y el gremio fué en parte, base de la representación municipal y con esta, e independientemente de ella, la incluyó en la de las Cortes”. “Si vais a representar a la propiedad, ¿no van a estarlo las propietarias?. Si vais a representar a las corporaciones científicas, ¿no han de tener voto las que forman parte de ellas?. Si las grandes empresas industriales, ¿no van a representar las que a veces están a la cabeza de algunas extraordinarias?” .

Rechaza las objeciones contra la concesión del voto político: “Y no se objete la inconstancia e

incapacidad de la mujer para negarle un puesto político en el Parlamento, pues por mal que lo hagan, seguramente no lo harán peor que los hombres”.

“Los hijos de los que no quieren dar el voto a las madres, votan contra sus madres. ¡Qué no tienen capacidad! ¡Y han formado sus corazones! ¡Que votarían mal! ¡Y los han formado a ellos! ¿Y los hijos buenos formados por ellas van a decir que las madres harían mal uso del voto?”.

“¡Que la mujer no tiene bastante capacidad para votar! ¡Oh, Dios mío! ¡Y trece millones de analfabetos en España la tienen!.”

A los que dice que el voto femenino llevará a la discordia a las familias replica: “La discordia estallará, aunque no hubiese el voto; si el voto del marido atenta contra las creencias y contra la conciencia de las esposas, las madres derramarán llantos al ver a su marido votar contra aquello que ellas estiman que es una creencia muy firme…”

El voto femenino se constituye -como ya que da dicho- dentro del régimen representativo que Mella propugna y que Mª de la Anunciación Polo expone con mucha precisión y sobre el que no vamos a extendernos por ser una de las materias más conocidas de la obra del Maestro.

“Yo soy demócrata, soy un entusiasta de la democracia; pero según la democracia se entienda”. “Yo combato la democracia y el sufragio universal individualista y pido el sufragio total por clases”, que son “categorías de personas individuales o colectivas unificadas por un interés social común”. “El hombre abstracto no se encuentra en la realidad y el verdadero individuo es irrepresentable…lo que se da es el hombre de grupo, que pertenece siempre a una clase social determinada”.

“Las clases son naturales, los partidos artificiales. Si se suprime una, la nación queda destrozada y mutilada, si se suprimen todas, queda aniquilada…” “Suprimid un partido, suprimid dos; la sociedad no se hunde por eso, al contrario, queda más ligera del peso que la oprime. Suponed que una mañana han desaparecido los partidos parlamentarios y sus grupos. ¿Creéis que la sociedad española iba a vestir por ello de luto?”.

Por eso: “Unas cortes verdaderas tienen que ser un espejo de la sociedad y reproducir exactamente sus elementos y sus intereses colectivos…”. no los partidos, que nunca pueden ser permanentes, sino circunstanciales.

Quiero terminar recogiendo esta cita de Mella, que como con la que daba principio a este artículo, muestra la elevada consideración que le ofrece la mujer: “El trato con la mujer cuando conserva el sello cristiano y no ha sido manchado por el hombre, pule el sentimiento, aguza el ingenio, hace el gesto señoril, perfuma con la cortesía la vida y alimenta esas dos lámparas que ardían antes a la puerta del hogar y que se van apagando, el respeto y el honor.”