Visita a la sepultura de Juan José Marcó del Pont


El pasado 4 de agosto, festividad de Santo Domingo de Guzmán, miembros del Círculo Tradicionalista Juan José Marcó del Pont tuvieron la ocasión de poder visitar la tumba del correligionario que da nombre al círculo carlista vigués. 

En el contexto de un viaje familiar por el Valle del Loira, fue posible visitar el Château de Pimpéan, propiedad privada que actualmente sólo se utiliza como explotación vinícola y que tristemente se encuentra en un lamentable estado de conservación, camino, al parecer, de transformarse en un hotel.

Poder visitar la tumba del que fuera Ministro de Hacienda de Don Carlos fue una enorme casualidad, puesto que el mismo se encontraba no muy lejos de la ruta establecida, cerca del municipio de Saumur. De hecho, cuando se llegó al castillo, el operario encargado había finalizado su jornada y estaba saliendo en su automóvil de la propiedad, pero muy amablemente se detuvo,  nos atendió y, de forma excepcional ─tras comprobar que conocíamos al para él misterioso Marcó del Pont─, nos dirigió hacia la capilla, donde descansa el cuerpo de nuestro personaje.

Nuestro eventual guía se sorprendió enormemente al saber que ese tal «Don Carlos» al que alude la lápida de Marcó del Pont, se trataba nada más y nada menos que del Rey legítimo de España, Don Carlos V.

La visita fue fugaz e inmediatamente se accedió a la capilla, deteriorada, aunque bastante menos en comparación con el resto del edificio, con destacables frescos en alusión a la vida de Nuestro Señor Jesucristo, su Segunda Venida y el Juicio Final. A los pies del Altar se hallaba la sepultura de Juan José Marcó del Pont en la que se leía: «J.J. Marcó del PONT, Ministre et compagnon d’exil de Don CARLOS. Juin 1848».

Juan José Marcó del Pont y Angel nació en Vigo en 1766. Su padre, el geronés Buenaventura Marcó del Pont, fue regidor perpetuo de Vigo, figura clave en la guerra antinapoleónica de la ciudad olívica y artífice del despegue del puerto vigués. De carácter antiliberal y contrarrevolucionario, Juan José no pudo tener mejor referente para cultivar su lealtad a la Religión y a la Monarquía. De hecho, a ésta se había ligado mucho su familia en tiempos de Carlos III y Carlos IV y por esa lealtad cultivada, Fernando VII ofrecería a Juan José la secretaría de Hacienda en 1824, que rechazará. En 1827 se le vincula a la revuelta de los agraviados de Cataluña, tras la que sale absuelto del proceso; si bien este hecho le alejará de una Corte dominada por los moderados, alejamiento que irá a más al no reconocer la Pragmática Sanción de 1830. Apartado de los círculos de poder, vive malamente en varias provincias españolas hasta que, finalmente, acaba en el exilio. Es reseñable que su hermano Manuel María, general de brigada que había sido condecorado en la guerra contra Napoleón y que posteriormente fue Jefe de Brigada de los Voluntarios Realistas del Reino de Valencia en la guerra realista, se suma también a la contienda legitimista, en la que muere en 1837. Juan José será nombrado Ministro de Hacienda de Don Carlos en 1838 y fallecerá en el Château de Pimpéan en 1848, otorgando testamento a favor del Rey Don Carlos V.

Fuente: artículo publicado en LA ESPERANZA