La historia triste de Fernando y Belisa («Poema dramático del amor, el entusiasmo y la decepción en la guerra de España», Oviedo, 1975) es una obra del célebre carlista asturiano Jesús Evaristo Casariego y resume a la perfección, en modo de nostalgia y resentimiento, la lamentable situación de decadencia de la sociedad española, que bien podría subscribirse en la actualidad.
Aquí un fragmento del acto segundo: «En el que dialogan los vivos y los muertos, muchos años después:
Ramiro
—Yo ya estoy muerto, muy muerto,
muerto de asco y repugnancias,
porque entre todos me ahogaron
con sucias telas de araña
que nos envuelven y asfixian,
por muchas manos trenzadas:
Fernando
—Por los pícaros que suben,
por los vendidos que callan,
por los traidores que medran,
por los cínicos que ensalzan,
por los que adulan y aplauden,
por los que lloran y maman,
por los de la boca llena,
por los de la llena panza,
por los de la gran marmita,
por los de la gran cuchara,
por los que colman la olla
y reparten la pitanza…
Voz que corea
—¡Anatema sea dada!
Ramiro
—Por los viles rastacueros,
por los torpes papanatas
que reniegan de lo propio,
de su pueblo y de su raza,
de sus nobles tradiciones,
y todo lo extraño exaltan,
y envilecen nuestro idioma,
prostituyen nuestra casa,
convirtiendo por dinero
a esta antigua tierra hispánica
en «moteles» de «tourisme»
(toda España una posada
con ventero y maritornes
y arrieros que hagan chanza
del ideal de don Quijote);
o en cesiones y ventajas
dadas a gringos rapaces
que nos venden y nos cambian
con cien nuevos gibraltares,
por si un Gibraltar no basta;
por los que ofrecen rufianes
a «touristes» menopáusicas,
o bujarrones maricas
si con divisas se pagan;
por los que desnudan hembras
y cobran por enseñarlas,
alcahuetes de mil putas
y mercaderes de esclavas,
con sus «misses» en pelota
para «play boys» reservadas.
Voz que corea
—¡Anatema sea dada!
Ramiro
—Por una prensa hedonista,
y servil y pornográfica,
hecha con pedanterías
y con demagogias falsas,
pregón de tetas y ombligos,
de adulterios y fulanas,
que toda virtud oculta,
y todo vicio proclama,
frívola y libidinosa,
proxeneta en cada página,
dirigida por Sempronio,
por Celestina inspirada,
corruptora de los pueblos,
prensa inmunda, bien pagada,
con escritos decadentes
que todo lo recio ablandan
y la belleza deforman
y lo puro y noble arrastran,
como sapos venenosos
que corroen cuanto embaban.
Voz que corea
—¡Anatema sea dada!
Fernando
—Por los que en sus latifundios
(tierras antaño robadas
a la Iglesia y a los pueblos
que al bien común se ofrendaban),
oprimieron y hambrearon,
y fueron, con dura garra,
caciques de vara y urna
en liberal democracia,
(dos cosas que aquí comienzan
con picaresca y falacia
y que siempre han terminado
con odios, sangre y desgracia);
que ayer jubilaron la urna
para conservar la vara,
y que hoy (por seguir la moda
como buenos papanatas
de las modas extranjeras)
de nuevo la urna reclaman,
porque es tal urna en sus manos,
pandereta bien tocada,
a cuyos sones los bobos
votan, botan, beben, bailan,
haciéndole reverencias
a la misteriosa caja
pandora de los caciques
y hucha de los oligarcas,
pero en realidad puchero,
que al «pucherazo» dio fama
con engaños y mentiras,
con sobornos y con trampas,
y escamoteos de la
picaresca democrática,
en la que son grandes sabios
los demócratas de España.
(Así al ser rotas las urnas
su mejor destino alcanzan).
Voz que corea
—¡Anatema sea dada!
Ramiro
—Por los que hipócritas, cínicos,
la pena de muerte atacan
(salvo si el verdugo es suyo
y por sus órdenes mata),
y los «derechos humanos»
en asambleas proclaman,
y al mismo tiempo el aborto
protegen con leyes bárbaras,
que aplican pena de muerte
a criaturas humanas
sin defensa y a millones,
seres ya con cuerpo y alma,
creados por la lujuria
de malas madres malvadas,
infanticidas monstruosas
que así la vida arrebatan
en contra lo que Natura
y la Ley Divina mandan;
por los que a los maricones
con leyes amaricadas
reconocen y protegen
sus monstruosas alianzas,
aborto de los infiernos
y asquerosa repugnancia;
por los que del matrimonio
rompen la eterna y la santa
unidad con el divorcio,
que es poligamia y poliandria,
hipócrita y sucesiva,
inmoral y anticristiana;
por tantos viles y cínicos
legisladores canallas.
Voz que corea
—¡Anatema sea dada!
Fernando
—Por los fingidos católicos
que van en Semana Santa
a correr placer, desnudos,
con destemplanzas paganas,
y así escarnecen a Cristo
y hacen más hondas sus llagas;
por los que saquean templos
sin pudor y sin sotana,
imitadores de herejes
y demagogos de paja,
que están liquidando veinte
siglos de Historia cristiana,
como una mercadería
que es ya inútil y anticuada.
Voz que corea
—¡Anatema sea dada!
Ramiro
—Por los «señoritos rojos»
—y tontos— de sucias barbas,
mantenidos de papá,
que fingen miseria y hampa
e, hipócritas, los dineros
burgueses de papá gastan
con las «señoritas libres»
traga-píldoras y tarascas
que en público dan la lengua,
fornican y se emborrachan,
procaces minifalderas
en «bikinis» desnudadas,
más putas que aquellas putas
que antaño ponían casa.
Voz que corea
—¡Anatema sea dada!
Fernando
—Por los que cobran cien veces
más de los que otros mil ganan,
con pedantescos pretextos
de títulos y ventajas.
Voz que corea
—¡Anatema sea dada!
Ramiro
—Por las hembras que se visten
como machos, olvidadas
de los mandatos divinos,
y por los hombres que bajan
de su condición viril
que honor y mando les daban,
y son unos calzonazos
(en la expresión más exacta),
pues entregan sus calzones
a las hembras sublevadas,
y un mundo de calzonazos
para el futuro preparan,
y que un día llorarán
como dicen que llorara
su triste falta de hombría
el Rey moro de Granada.
Voz que corea
—¡Anatema sea dada!
Fernando
—Por los que todo lo venden,
lo alquilan o lo subastan
con Consejos y Gerentes,
asesores y finanzas,
monopolios, exclusivas,
cohechos, avales, libranzas,
operaciones, sobornos,
descuentos, cambios, finanzas,
créditos, importaciones,
licencias, letras, balanzas
que pesan a su medida
con leyes de embudo y trampa;
por cuantos le rinden culto
a Manmon, el dios sin Patria,
y están rifando en parcelas
el viejo solar de España.
Voz que corea
—¡Anatema sea dada!
[Sigue…]