El Carlismo es un movimiento político, social y legitimista de carácter antiliberal y contrarrevolucionario surgido en 1833 y que defiende la continuidad de la dinastía legítima en el trono español, propugnando la vuelta de un sistema político de Cristiandad mediante la restauración del Reinado Social de Cristo, es decir, de la unión sagrada del Altar y del Trono, así como la recuperación del sistema de libertades forales y del derecho natural y cristiano frente al positivismo tiránico del Estado.
Como bien resumió Francisco Elías de Tejada en su obra ¿Qué es el Carlismo?, hay tres elementos esenciales, resumidos en el cuatrilema de Dios, Patria, Fueros y Rey, que son la base del ideario carlista:
a) Una bandera dinástica: la de la legitimidad.
b) Una continuidad histórica: la de Las Españas.
c) Y una doctrina jurídico-política: la tradicionalista.
Hoy, el Carlismo se aglutina bajo Comunión Tradicionalista que, abanderada por el Príncipe Regente Don Sixto Enrique de Borbón, busca la restauración del viejo orden cristiano frente a todo tipo de ideologías de la modernidad. En estos tiempos de revolución permanente, la Comunión Tradicionalista representa, en las Españas de ambos hemisferios, la última bandera de la causa de la Cristiandad Hispánica.